Hoy, miro la noche estrellada, y veo en la luz de la Luna, esos antiguos momentos de mi vida de ayer, y entonces todas estas caricias que junto a él no son amor, hacen que de forma angustiosa valla buscando allá arriba en lo lejos, ese día en el que amaneció, y en el que amanecerá.
Vuelve e ilumina mi alma porque el ocaso se lleva mi esperanza de amar.
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